Aprendizajes Laicos, un tajo en la escuela normalista: parte 4

Parte IV: La Educación Sexual ¿De qué habla?

Para hablar de Educación Sexual es imprescindible definir previamente que entendemos por sexualidad y educación.

La expresión de la sexualidad está estrechamente vinculada al entorno sociocultural de los seres humanos La comprensión de que somos seres sexuales genera en las personas efectos acerca de su calidad de vida individual, de pareja y comunitaria. La vivencia armónica de la sexualidad influye en los procesos individuales y colectivos como la valoración de sí mismo y de los otros, la identidad, la autoestima, la capacidad de dar y recibir amor, la posibilidad de sentir placer, la procreación responsable y la convivencia respetuosa y solidaria en pareja familia y en comunidad (1).

La sexualidad es un valor esencial que puede enriquecer al ser humano, eso dependerá de los procesos de socialización por los que está mediada. Es parte integral del ser humano, elemento constitutivo de la identidad y posibilita que el individuo se perciba como sujeto sexuado.

“La sexualidad humana se la concibe como la conjunción de elementos biológicos, psicológicos, sociales, como un impulso vital inseparable de la personalidad, una forma de comunicación con otros”.

 Por otro lado, concebimos a la educación -siguiendo a Emir Sader- como desalienante es decir emancipadora, propiciadora de la autonomía y de una conciencia social que le permita al individuo comprender al mundo por qué es, como es.

Una educación que instituya ciudadanía, que forme sujetos críticos que no naturalice la desigualdad, que origine seres libres que descorran los velos que tapan la realidad, que promueva seres conscientes de sus derechos y que construyan una sociedad de iguales.

Desde estas concepciones, comprendemos a la educación sexual como un proceso permanente y dinámico que debe encaminarse hacia el desarrollo integral del ser humano.

La identificación y valoración del cuerpo y de la sexualidad se convierte en uno de los objetivos centrales de la educación sexual; para que enriquezca la existencia humana, para construir relaciones interpersonales de respeto, de amor, de solidaridad, sean eróticas o no.

La educación sexual debe cuestionar creencias mitos y prejuicios, debe facilitar   el hablar libremente, sin ocultamientos. No es maniquea ni debe reprimir, busca que cada persona encuentre su forma particular de expresar, de sentir, de desear, que reconozca y respete sus límites y los límites de los demás. La educación sexual debe propiciar y reconocer la sexualidad de las infancias adolescencias y de la vejez.

Un conjunto de estudios da cuenta de problemas que pueden darse respecto de la sexualidad por ignorancia o por cuestiones erróneas, que no han sido atendidas lo que produce un deterioro en la salud sexual de las personas.

Finalmente, la ES debe crear las bases para la autonomía y la libertad responsable, es decir que con los valores y actitudes mencionadas vaya en búsqueda de un mundo más humano y más vivible para toda la humanidad.

Para Florence Thomas (2) “Sin amor no hay construcción de un sujeto. Amar es abrirse a la tolerancia, a la diferencia, a la autonomía, es aceptar el pluralismo, el dialogo, la complejidad. La educación en el amor es definitivamente un proyecto político”.

¿Desde estas perspectivas señaladas a La Educación Sexual se la puede considerar como parte de la educación general? ¿Si No Por qué?

  1. Memorias del Congreso Iberoamericano De Educación Sexual. Colombia. 1992

Continuará…

Por Marta Fourcade

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