La Ciudadanía Plena fue para la Escuela Normal Juan Pascual Pringles (ENJPP) y la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) mucho más que una curiosidad semántica, produjo una revolución en el sentido estricto de la palabra.
La transformación política como acontecimiento que requería la Escuela daba lugar a una multiplicidad de debates e interrogantes en todos los ámbitos institucionales.
La comunidad educativa escolar está compuesta por los tutores, alumnos y alumnas, docentes y Nodocentes. El grupo de Nodocentes de la Escuela era el único sector que participaba en las elecciones para las autoridades universitarias.
Insistíamos en la necesidad de participar para las elecciones a Rector de la Universidad y elegir un representante de la Escuela con voz y voto que asistiera al Consejo Superior. Desde el 2002 al 2007 transitamos un camino hacia un punto de no retorno por lo que se ideó una “contra revolución” ante la proclama de “Ciudadanía Plena” y “democratización de la Universidad”. No había teorías que explicaran nuestra inquietud, las estábamos escribiendo.
La contra revolución consistió, hasta hoy, en desbaratar cualquier acción que produjera mejoras políticas e institucionales para la ENJPP, así es que en cada Asamblea hubo intrusos e informantes, que intentaban hacer caer aquel pedido. Así fuimos por más, en junio del año 2007 más precisamente un 14, se produciría la elección del Rector de la Universidad ideamos una elección, elaboramos un padrón, convocamos a los docentes a “votar simbólicamente” en una urna con votos que decían “ciudadanía plena” era un día lluvioso y gris y participó el 90 % del padrón !!. Una real sorpresa los intrusos e informantes no pudieron con esa fuerza, hasta ese momento
Sentadas en el Hall central de la Escuela, Silvia Lacreu, Graciela Legarri y yo pensamos: “Este día tienen que declararse como el día de la Ciudadanía Plena, y en conmemoración a ello declararlo un día de asambleas”. Así fue que la propuesta fue puesta en consideración de ADU . Sería el día de la “Memoria Activa contra la discriminación”
Roberto Perino fue el hombre clave en esta lucha, entendió muy bien y acompañó al movimiento político que se estaba produciendo en la Escuela. Eso le valió la condena universitaria. Roberto Perino, un hombre que había aprendido a querer y a defender a la Escuela con respeto y sinceridad sin dobleces ni mentiras, condujo cada paso que fuimos dando con ideas y las militó hasta el último día de su vida. Roberto Perino un gran luchador, con actitud filosófica por excelencia.
En el final de la conversación sobre la Constancia del sabio de Séneca, XIX,4 “Defended el puesto que os asignó la naturaleza. ¿Preguntáis qué puesto? El de hombre”.
Por Alejandra Quinteros