Nace un niño, todo es alegría y bienvenida.
Allí inicia su camino ávido de conocimientos, aprende la ternura, mira el cielo estrellado, comienza a dimensionar su esencia.
Ser único, ser sufriente, ser pensante, ser humano.
Cada paso que da en ese trayecto que es la vida, toma conciencia que va avanzando en su propio reconocimiento.
Por tiempos se vuelve dificultoso el camino, se estrecha… ya es casi un sendero; se desdibuja, aprende a reafirmarse pero intenta ensancharlo varias veces.
Va aprendiendo con los otros, con los que acuerda y con los que no. Siente que se enriquece, su espíritu brilla y entonces ama con fuerza, se embronca con pasión, sufre con fragor, abraza con dulzura.
Y se sigue maravillando.
Un chistido lo saca de su asombro. En ese camino, donde cada quien marca su sendero, los otros lo están mirando y puede sostener esa mirada más seguro y confiado.
Es como volver a descubrirse y comenzar otra búsqueda; la de la vida, que siempre será el intento de un camino, el esbozo de un sendero.
Por Nora Masa.
Este texto fue publicado en el espacio «Palabras Trenzadas»
Venimos del Taller de la Tukis “María Elena Tukis Carras”, excelente psicoanalista que además – coordinaba el taller “Alas Letras”.
Tuve la dicha de participar en él desde 2016 hasta su partida, que nos dejó consternados y solos. Sostuvimos como pudimos el espacio que ella había construido. Por cuestiones que no vienen al caso, el grupo se fue desgajando, hasta disolverse.
Con Nori y Cristina seguimos escribiendo semana a semana. Respetando el día: los miércoles a la hora de “Alas”. Desafiando tempestades, pandemias y dificultades.
Todo el año pasado y lo que va del 21 lo hicimos de manera virtual. Se incorporó Andrea, increíble compañera. Mucho menor que nosotras que escribe exquisitamente, con sensibilidad y belleza. Cristina, cuando puede.
El taller “Palabras trenzadas” es nuestro refugio.
Somos lo que aprendimos de vos: caminantes del amor a las que, las letras de tus alas se despliegan cobijandonos.
Por Silvia Lacreu.