En marzo nuestra Memoria se desborda hacia el infinito, aparecen nuestros espectros rodeándonos y volvemos a bailar la danza macabra de nuestros desaparecidos, de nuestros muertos, de los que no están físicamente, aunque caminan a nuestro lado desde el 76.
Lejos del olvido….. ellos están inscriptos en nuestras subjetividades, y nos alertan a no concebir un mundo sin soberanías ni derechos, atado a carros forasteros
Este marzo emblemático ha ido abrazando a otras utopías que hoy vociferan reclamando derechos conculcados por el Estado. Marzo se pinta de verde y violeta armando un arco iris que cobija desigualdades de hoy y de siempre.
Cuando los derechos humanos que hoy rememoramos fueron instituidos y reconocidos en nuestro país comenzamos un camino que sabíamos tendría atajos, rupturas y cortes, pero también avances a favor de un mundo más humano e igualitario
Hoy muestras quimeras están siendo interrogadas No nos alcanza la imaginación ni el asombro para mirarnos entre nosotros La identidad, la autonomía, la fraternidad son espacios bombardeados por sujetos delirantes y mesiánicos en particular por quien tiene la obligación de representar a un pueblo cuyo deseo es, de vivir en paz consigo mismo y con los demás.
A lo largo de nuestra historia y -en el decir de la CALLONI “esa mujer de fuego”-hemos transitado veredas de resistencias ancestrales, por lo que estos escenarios de conflicto que hoy pujan por crear otro presente, solo pueden resolverse si nos damos tiempo para la reflexión la memoria y la obstinación.
Autora: Marta Fourcade